sábado, 19 de abril de 2008

Contenidos latentes y manifiestos

No se sabía si era de día o de noche, sólo que ellos dos estaban ahí sentados sobre un cómodo sofá. Siguieron hablando de aquello que tanto los atormentaba por esos días. Ella le confesó a él que problemas por celos se había ganado. Él le confesó que tenía problemas por mucho pensar.

Él la había mirado alguna vez con ojos más siniestros que aquellos puritanos de la simple amistad. Alguna vez pensó en acercarse a ella por la espalda y rodearla con sus brazos, mientras le daba un beso en su cuello. Esta vez apenas vio una luz diferente en los ojos de su amiga, decidió darle un beso. No estuvo cargado de lujuria, pero si era un beso perfecto, donde pudo disfrutar de sus labios gruesos y de la intensidad del momento.

Después de eso, ella se levanta y camina hacia el balcón. Él, con cierta galantería y tranquilidad, se acerca a ella. Al ver una situación de peligro en la calle, la invita nuevamente a entrar y se sientan en el mismo sofá. Se besan nuevamente y ella se ríe con cierta preocupación, preguntándole acerca del futuro de su relación. Ambos sabían que el escenario era complejo, pero él le dice que esté tranquila, que si bien no quiere compromisos, no dejaría de valorar lo agradable de su compañía.

Él ahora se acerca más a ella, y si bien sus lentes le molestaron un poco en este acercamiento, nada le impidió en parte cumplir su fantasía de besarle el cuello. Ahí estaba él, disfrutando del calor de su amiga y de su espalda que rozaba con una de sus manos, pensando en que todo estaría bien, cuando la realidad lo sacó súbitamente de ese tibio refugio: Él despertó.

Canción recomendada:

Para aquellos momentos extraños, les dejo "Estrella Gemela" de Eros Ramazzotti